Tras unas semanas de pausa en la aventura, nuestros protagonistas se disponían a poner fin a la vida del pequeño dragón que acabó con la vida de Jud. Sin embargo y antes de poder actuar siquiera, el susodicho volvió a introducirse en el pozo del que había salido cerrándose éste tras su paso.
Recuperados en gran medida de sus heridas, recibieron con cierta a sorpresa a Shynea, un mediano de las llanuras de Talenta enviado por Sur'Kil (que previamente se comunicó con Runa a traves de las piedras parlantes) que, según él, les ayudaría en la tarea encomendada.
Tras descubrir un par de lugares secretos que no habían sido transitados en un tiempo, llegaron a una vasta cámara coronada por un altar, tras el cual se exponía un gran mural de piedra que representaba la victoria de un grupo de dragones sobre unos seres demoníacos. Una pequeña sacristía que contenía una gran variedad de trofeos amén de otros objetos como una lanza blanca, un cuenco con un líquido verdoso, una diadema plateada, etc... se encontraba unida a la parte oeste de la sala.
En el altar, un adepto lagarto se tambaleaba mientras musitaba unas plegarias a su dios. Junto a él, otro adepto que estaba sobre alarma vió como el grupo entraba a la habitación y sin pensárselo dos veces se lanzó al ataque.
Todo el grupo se enzarzó entonces en una cruenta batalla contra los adeptos que contaron con la ayuda de un clérigo ofídio que estaba invisible e intento pillar por sorpresa a Noname.
Afortunadamente y tras largos turnos de golpes, amagos de golpes y algún ademán de inconsciencia, lograron eliminar la amenza justo a tiempo para oir como los engranajes de un pozo que ocupaba la zona central de la sala comenzaban a moverse.
Como el sonido ya les era familiar, todos los integrantes del grupo se dieron prisa en buscar los mejores sitios con intención de evitar la primera acometida del dragón y librarse de su poderoso aliento. Sin embargo, el escondite de Shynea y Khamu no fué lo suficientemente bueno y desde el aire el mismo dragón negro que acabara con la vida de Jud les atacó con renovada furia.
Sin embargo, tras una gran actuación del grupo y con el hacha de Khamu encajada a su piel, el dragón tuvo que volver al pozo, sin poder percatarse de que Garigarigorn en una rápida maniobra consiguio mantener abierta la compuerta, dando vía libre al grupo para bajar hacia las profundidades del templo.
Decididos a acabar con el maltrecho drágon y eliminarlo antes de que se recuperase, el grupo descendió y se adentró por unos túneles subterráneos que les condujeron a la sala donde se hayaba el dragón. Su sorpresa fué mayúscula cuando, esperando encontrar un dragón, encontraron dos: el dragon malherido que les había atacado y otro aparéntemente intacto que se encargaba de manejar el mecanismo de apertura de los pozos.
Junto a ellos, un enorme esqueleto de dragón reposaba sobre una inmensa pila de tesoros.
En un emocionante juego de coberturas y demostrando gran valentía, lograron acabar con ellos y tras asegurar el perímetro, decidieron descansar para preparar la incursión a las entrañas del templo.
Listos todos para partir (incluido Shynea, que sentía una extraña sensación que aumentaba conforme se adentraba en el templo) descubrieron una puerta secreta en frente de la sala que conducía a un largo pasillo que poco a poco se estrechaba y que tenía un rastrillo de metal en la parte opuesta que obstaculizaba el paso. Con unas magníficas tiradas, Shynea descubrió unas losas de presión y una palanca que aparentemente no tenían nada que ver con el rastrillo y que activaban una trampa.Ésto, junto a la habilidad de Runa para desbloquear la cerradura de la verja les permitío llegar hasta unas escaleras que conducían a las profundidades del templo.
¿Que encontrarán allá abajo?¿Habrán sido los dragones sus últimos enemigos o solo los primeros?¿Que es esa extraña sensacion que tiene Shynea y que preocupa sobremanera a Runa?
Todo esto y más, en la siguiente sesión.
P.D: En un principio y salvo que me equivoque mucho, todos los participantes suben de nivel (salvo Shynea que falta por confirmar)