¿Es el destino una fuerza inamovible, o solamente el origen de la propia historia?
Nacida en uno de los más antiguos y conocidos clanes Varisios, Syeria
estaba marcada desde el primer momento para ocupar el lugar de su madre,
el de su abuela antes que ella, como guía espiritual y voz de los
antepasados del clan Linareia; todo su linaje, incluso los varones de la
familia, han tenido siempre un don para escuchar la voz de los antiguos
antepasados Varisios, para entretejer los viejos conocimientos de su
hogar ancestral con las canciones y la danza. Moviéndose a lo largo y
ancho de toda Varisia, han buscado y reunido pedazo a pedazo el antiguo
legado de los suyos, el conocimiento perdido a lo largo y ancho de su
vasto hogar.
Y desde el mismo momento de su nacimiento, la
maldición del oráculo se hizo presente en las blancas pupilas de Syeria;
los dioses arrebataron al bebe la visión del aquí, y a cambio le
permitieron escuchar todo aquello que está más allá. Mientras la familia
se desplazaba por toda Varisia, Syeria crecía y aprendía a controlar su
poder, a escuchar la voz de sus ancestros, a entender la voz de los
dioses. Las tradiciones de la antigua y la nueva Varisia se hilan con la
alegría de una danza en los primeros años de Syeria; querida y
valorada, su madre y su padre le enseñaron el modo de vida de los
auténticos Varisios, la sabiduría y el poder encerrado en la canción de
la tierra, conocida por pocos y poseída por nadie. En sus viajes pudo
conocer la testaruda y estoica vida de los Shoantis, profundamente
enraizada en la tierra, y por ello profundamente triste; también los
extraños modos de los extranjeros, que reclaman como suyo un lugar que
apenas comprenden y del que no quieren aprender. Pero siempre, por
encima de todo, estaba el antiguo saber; antes de cumplir los doce años,
ya danzaba las profecías y cantaba con la voz de los antiguos, trayendo
sabiduría y alegría a la familia.
Sin embargo, poco a poco, la
voz de los ancestros fue guiando a Syeria más lejos de lo que la
despreocupada existencia de los Linareia podía contener. Su conocimiento
era demasiado vasto, sus profecías demasiado incómodas, su búsqueda
demasiado grande. La vida que conocía y que tanto amaba no podía
satisfacer a las fuerzas que la empujan en busca del antiguo saber que
se esconde en las ruinas y monolitos de Varisia. Durante los años de su
adolescencia se debatió entre la tranquila vida que conocía y el
profundo conocimiento que estaba llamada a buscar; su familia fue
contemplando el cambio que operaba en ella y, en un vano intento de
retenerla, fue prometida con un destacado miembro de otro clan, un
muchacho que ni tan siquiera conocía; sabiendo que desposarse con él la
apartaría definitivamente del camino que le habían marcado los dioses,
Syeria se despidió de sus seres queridos y abandonó el clan Linareia en
busca de su propio sendero. Y aunque añora profundamente a su familia,
no se ha arrepentido de la decisión tomada, aunque ni siquiera ella es
capaz de decir si es porque aún no ha tenido tiempo para ello, o porque
hizo lo era debido.
En los meses transcurridos desde
entonces pocos son los lugares de Varisia que no ha visitado y
escudriñado, siempre escuchando el viento y pretendiendo escuchar en él
la melodía del conocimiento, confiando en que su llamada no la haya
alejado de su familia para siempre, y esperando volver a ella cuando
haya satisfecho su deber para con sus antepasados, volver a compartir de
nuevo la alegría de su pueblo, esta vez habiéndose ganado el derecho a
una vida tranquila entre los suyos.
Cambio de juego y de blog
Hace 13 años
1 comentario:
Syera, prima hermana de Siena jajaja.
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