
¡No entiendes nada! ¿Crees que me dedico al vulgar robo y trapicheo? Me muevo en las sombras de los bajos fondos, pero mis clientes no son pobres desgraciados que trafican para sobrevivir. Mis clientes pagan por la mejor mercancía de esta jodida ciudad: la información. Esa es la razón por la que finalmente he accedido a hablar contigo. Porque tu investigación nunca verá la luz…
Esta noche me siento especialmente generoso, así que te daré algo que tus exhaustivas pesquisas no han logrado averiguar: nuestras horas en esta ciudad están contadas. ¿Te sorprende? No debería. Yo dejaré esta fosa de ilusiones en breves instantes, quizás algún día vuelva. Tú, por el contrario, la abandonarás de forma permanente. Pero si quieres una declaración aquí la tienes:
“Elige la vida. Elige un trabajo respetable. Elige un oficio. Elige una familia. Elige una casa grande que te cagas con bonitas vistas y alegres sirvientes. Elige ropa elegante, joyería de primera calidad, un bonito carruaje y el mejor vino que el oro puede pagar. Elige buena salud y una larga vida. Elige un grupo de poder y sírvete de él. Elige a tus amigos. Elige a tus adversarios. Elige divertidos hobbies como la caza, las interminables disquisiciones filosóficas acerca de dioses y civilizaciones caídas y aderézalas con decadentes fiestas. Elige servir a la sociedad y preguntarte quién coño eres y qué quieres hacer por tu jodida nación. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en tu maravillosa casa, siendo una carga y una vergüenza para los niñatos egoístas que has engendrado para cumplir con tu ciudad. Elige tu futuro. Elige la vida… ¿pero porqué cojones iba yo a querer algo así? Yo elegí no elegir la vida, elegí otra cosa: la dulce emoción del instante aderezado por la adrenalina, el conocimiento concreto y rentable, la apabullante visión de fantasmagóricos y distantes mundos. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tiene oro y pesh?”
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