Sinea, hija de Martos y Lauriel, nació en Hermea.
Martos, un experto
guerrero y Lauriel, una magnifica hechicera, fueron escogidos por el
dragón de oro Mengkare para su experimento de mejora de la raza humana.
Allí en Hermea, se conocieron en uno de los muchos cursos de iniciación
dados por Mengkare y sus súbditos más aventajados. Mengkare proporciona
multitud de conocimientos y se debe ser competente en todos ellos para
poder continuar entre sus aprendices y súbditos. Así, Martos ayudaba a
Lauriel con las habilidades en el campo de batalla y Lauriel ponía sus
conocimientos y técnicas de aprendizaje en manos de Martos. Fruto de esa
relación apasionada forjada a base de miles de instrucciones y estudio, nació Sinea, una pequeña niña rubia de rasgos comunes.
Sinea
tuvo una infancia basada en el aprendizaje y el orden. Todo su día
estaba estructurado: Levantarse a primera hora del día, ir a las salas
de formación, disfrutar de una hora en la comida junto a sus padres (en
los comedores centrales), tarde de entrenamientos (tácticas de combate,
inteligencia en campo de batalla), cenar en casa con sus padres y caer
rendida en la cama sin tiempo ni ganas de jugar.
Conforme iba
adquiriendo edad, Sinea iba desarrollando sus rasgos femeninos. Una
larga melena negra, un tono de piel moreno, su alta envergadura
resaltaba entre sus compañeras de curso, el torso marcado, unos ojos
azules que contrastaban con su piel morena, una nariz pequeña, un
sonrisa que destellaba alegría y unos rasgos simétricos.
Le
encantaba el entrenamiento de “mira y dispara” para lo que estaba
capacitada gracias a una varita de proyectiles que les proporcionaba el
maestro de conjuración. En esa prueba no tenía rival. Consistía en una
venda puesta en los ojos y un bote puesto flotando en el aire (conjuro
mano de mago). A una orden del maestro quitaba la venda y controlaba el
tiempo de acierto al bote. Sinea tenía las mejores marcas debido a su
gran capacidad de reacción y a su gran destreza. Otra cosa eran los
entrenamientos de combate, debido a su poca fuerza nunca conseguía
partir el muñeco de madera que se acercaba a golpearla. Menos mal que su
reacción era rápida y conseguía evitar los golpes, más de uno había
tenido que ir a la sala de curas…
Llegando a los 15 años ya iba
quedando menos para la gran prueba final que permitiría saber si el Gran Mengkare
la aceptaría en su isla para ser su sierva y seguir avanzando en con los
conocimientos y tácticas de combate. Ahora las pruebas eran mucho más
severas y cualquier fallo en las tardes de entrenamientos podía causar
heridas graves, incluso la muerte. Los conocimientos de Sinea habían
avanzado de manera extraordinaria, en parte gracias a su madre Lauriel
con la que todas las noches repasaba documentos. Ya podía por si misma
lanzar unos pequeños conjuros. Otra cosa era las dichosas pruebas de
combate en campo antimagia. No había avanzado mucho y su padre no había
conseguido enseñarle muchas cosas debido a que a las noches había un
toque de queda en el que se debía descansar para estar a 100% al día
siguiente.
Llego el día, su 16 cumpleaños. Sería un día para
celebrar o no volvería a ver a sus compañeros de clase ni a sus
padres…El día transcurrió de la siguiente forma:
Sinea se
despertó mucho antes de la hora. Ya no podía dormir más, necesitaba
realizar las pruebas y conseguir la aprobación del gran Mengkare. Ya
tenía las pruebas organizadas, ya que les permitían seleccionar el orden
de las mismas. Primero haría las pruebas de conocimiento, después la
de destreza y resistencia y por ultimo su talón de Aquiles: las de campo
de batalla antimagia.
Las pruebas de conocimiento las pasó con holgura: conocimientos de magia, tácticas de inteligencia y saberes del mundo. Ahora
le tocaba la prueba de destreza que constaba de tres partes; La primera
era el mítico “juego” de niños de la venda y el bote, salvo que esta
vez además del bote, estaba su propia madre suspendida en el aire (con
un conjuro de levitación) y Sinea no tenía una varita de proyectiles
sino uno de rayo relampaguente…Mengkare dio la orden, la venda se cayó y
Sinea estuvo a punto de alcanzar a su madre, le falto media palabra
para la activación de la varita. Cambio justo a tiempo la dirección y
pudo disparar y acertar al bote con una puntuación exquisita.
La
prueba de resistencia consistía en aplicar veneno en el organismo
mientras se aguantaba la respiración debajo del agua. Sinea se propuso
no salir del agua hasta pasar por lo menos 5 minutos. Llego un momento
en el que se empezó a ahogar pero de repente esa sensación desapareció,
el veneno era falso aunque pareciera verdadero, llegaba un punto en el
que se disipaba. Otra prueba pasada con éxito!!!
Llegada a última
prueba ya estaba tocando con los dedos la entrada indefinida en Hermea.
Le dotaron de una espada corta y la lanzaron a la arena. Al otro lado
de la valla esperaba su oponente, quien seguramente sería un profesor (lo de los
muñecos de madera ya había quedado atrás hacia mucho tiempo). Cuál fue
su sorpresa que ante ella apareció Martos, su padre. Sinea intento
aclarar un poco su cabeza para intentar pensar en superar la prueba y no
en su rival. Mengkare dio la orden y Sinea se abalanzó en un intento de
terminar rápido la pelea y aprobar su ansiado examen. Puso todas sus
fuerzas en el golpe, pero Martos lo desvió con un simple giro de muñeca y
un movimiento lateral para que el ataque terminase estrellado en el
suelo de la arena. En ese momento de desequilibrio, Martos lanzo cuatro
ataques rápidos a los que Sinea respondió rápida y elegantemente con
varios desvíos y una lanzada al suelo mientras rodaba. Su destreza le
había vuelto a salvar de un corte muy peligroso. Martos no había hecho
más que empezar y continuó golpeando y acosando a Sinea, que no tenía
un respiro para responder con un ataque. Pasado un minuto las fuerzas
de Sinea empezaron a flaquear y ya no podía soportar el peso de su arma,
así que decidió lanzar un ataque intentando fintar a su padre. Parecía haber engañado a su padre y se disponía a
golpear con toda sus fuerzas pero el bien entrenado Martos había
contragolpeado con otra finta que había engañado por completo a Sinea.
Cuando intentó esquivar su ataque ya era demasiado tarde y su padre, muy
considerado, golpeo en el brazo armado de Sinea, haciéndole un profundo
corte y haciéndole lanzar el arma al suelo y soltar un alarido de dolor.
La cara de Sinea era un poema;
su padre abandonó rápidamente el recinto ya que sabía que no volvería a
verla salvo expulsión suya de Hermea…Su madre se despidió de ella y
le dio ánimos ya que estaba segura que un día se volverían a ver…
Al
día siguiente Sinea fue expulsada de la isla curada ya de su
herida, la cual le dejó una cicatriz. La trasladaron a Puerto
Enigma, en Varisia y allí la dejaron como un experimento fallido.
PD: Que empiece la aventura que esta muxaxa está deseando conocer mundo y chicos…ahora tiene tiempo libre….juas juas juas.
Cambio de juego y de blog
Hace 13 años
1 comentario:
Y otra pal bote!!!Vamos q nos vamos
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