Arrabales de Punta arena.
El granjero caminaba solo y
temeroso, al más mínimo ruido se sobresaltaba y ponía en duda la
decisión que le había llevado a las estrechas callejuelas de uno de los
peores lugares de Punta arena.
-“Tranquilo Harold, son solo negocios y no tiene porqué pasarte nada”
Al cruzar la esquina levanto la vista y se encontró con el lugar que buscaba.
“Taberna
del minero loco” decía el cartel y por lo que podía escuchar desde
fuera, en ese estado debían de encontrase la mayor parte de sus
clientes. Se armo de valor y entro al interior de la estancia.
Nada
mas franquear la entrada lo vio. El encapuchado estaba sentado en una
mesa enfrente de la puerta, a su alrededor jornaleros y marineros
cantaban, bebían y se peleaban por las atenciones de la camareras.
El Encapuchado parecía ajeno a todos ellos concentrado en su jarra de cerveza.
Harold se acerco lento pero decidido:
-Saludos y espero no equivocarme de persona… ¿Es usted aquel que llaman Diestro Deler?
El hombre levanto la cabeza lentamente y con gesto indolente le indico a Harold que tomara asiento.
-Depende quien lo pregunte y para qué, pero en este caso sí; a ese nombre respondo.
-¡Por
la Oscuridad!, me alegro de no haberme equivocado, bastante intranquilo
estaba caminando por estas calles como para ahora equivocarme de
persona, uno nunca sabe con qué gente trata por estos lares, sin
embargo…
-¿Siempre hablas tanto Harold el granjero? Si,
se quién eres y también se el asunto por el que me buscas. Lo diré tan
sencillo que un niño de 4 años lo entendería:
La mitad del
dinero por adelantado, la otra mitad al acabar el trabajo, te doy mi
palabra que esos trasgos no te causaran más problemas. Decídete rápido
porque mi tiempo es escaso y la cerveza se calienta.
Harold
intento disimular el asombro que le produjeron las palabras del
encapuchado, por otra parte no era de extrañar que lo conociese pues en
sitios como este todos se tienen tomada la medida y más si preguntas un
par de veces por un explorador y cazarrecompensas tan atípico como la
persona que tenía delante.
El semielfo Diestro Deler.
Algunas historias se contaban acerca de su origen, historias que él no
se molestaba en desmentir o corroborar lo único que se sabía casi a
ciencia cierta era que provenía de una pequeña comunidad de nómadas
pertenecientes a una de las 7 tribus shoantis, no se sabía si fue el
fruto de una relación entre un shoanti o una elfa o fue un bebe
abandonado a su suerte como ocurría tantas veces, el caso es que pocos
grupos habrían aceptado a un mestizo así en su seno, exceptuando a los
antiguos nómadas Varisios shoanti, claro; para los cuales no hay
demasiada diferencia entre un elfo o un semielfo.
Se
rumoreaba que Diestro fue uno de los pocos supervivientes de un ataque
por parte de varios gigantes a su tribu en las Colinas Curchainan
y que fue entrenado junto con otros miembros para rastrearlos y eliminarlos si fuese necesario.
Poco
se sabe de los motivos por los cuales abandonó la vida con su clan.
Quizás su odio hacia esas criaturas que le cegaba hasta extremos
inconcebibles no le permitió seguir desempeñando eficazmente y sin
arriesgar las vidas de sus compañeros el trabajo para el cual los
shoantis lo habían instruido.
Quizás fue su carácter
callado y un tanto hosco o los rumores de un par de criaturas
terroríficas que poblaban Punta Arena lo cual podría darle algo de
fortuna y posición. Lo que si era seguro es que en el poco tiempo que
llevaba en la ciudad se había hecho un pequeño nombre explorando,
reconociendo tierras en las cuales pocos se aventurarían a entrar y
cazando todo tipo de criaturas; ya fuesen monstruos o personas.
Siempre con un precio acorde al trabajo claro, ¿a qué más se podría dedicar un semielfo en un mundo como este?
Casi siempre rechazados o como mínimo desplazados pocas opciones había para gente como él.
De todas formas poco le importaba a Harold con tal de que le librase de su…
-¡Ey Harold, espabila!, la cerveza se calienta, ¿recuerdas?
-Ehhh…
perdón Maese Diestro, estoy de acuerdo y aquí tiene lo pactado, ¿puedo
considerar entonces que “Acepta el encargo que yo le hago”?
-JAJAJAJAJA! Bien Harold, bien; veo que sabes la formula correcta.
-
“Si, yo Diestro Deler acepto el encargo”, espero que sepas lo que
implican estas palabras, pues no se deben decir a la ligera.
- Señor, me lo advirtieron y soy consciente de lo que estoy diciendo.
-Magnifico,
dentro de dos días tus problemas estarán resueltos y al tercer día
tendrás noticias mías. Y ahora vete, como te he dicho tengo asuntos
importantes que reclaman mi atención y Harold…
-¿Si señor Diestro?
-Nunca vuelvas a venir por aquí solo con esa cantidad de dinero, hay gente que no es tan honrada como un servidor.
Diestro esbozo una sonrisa mientras guardaba la bolsa y sacaba la daga de debajo de la mesa.
Cambio de juego y de blog
Hace 13 años
2 comentarios:
Primer pj publicado, bienvenido Deler, que la aventura nos una...
Y nos enriquezca como el avecrem
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