jueves, 9 de octubre de 2014

Historia de Diestro Deler

Arrabales de Punta arena.

El granjero caminaba solo y temeroso, al más mínimo ruido se sobresaltaba y ponía en duda la decisión que le había llevado a las estrechas callejuelas de uno de los peores lugares de Punta arena.

-“Tranquilo Harold, son solo negocios y no tiene porqué pasarte nada”

Al cruzar la esquina levanto la vista y se encontró con el lugar que buscaba.

“Taberna del minero loco” decía el cartel y por lo que podía escuchar desde fuera, en ese estado debían de encontrase la mayor parte de sus clientes. Se armo de valor y entro al interior de la estancia.

Nada mas franquear la entrada lo vio. El encapuchado estaba sentado en una mesa enfrente de la puerta, a su alrededor jornaleros y marineros cantaban, bebían y se peleaban por las atenciones de la camareras.

El Encapuchado parecía ajeno a todos ellos concentrado en su jarra de cerveza.

Harold se acerco lento pero decidido:

-Saludos y espero no equivocarme de persona… ¿Es usted aquel que llaman Diestro Deler?

El hombre levanto la cabeza lentamente y con gesto indolente le indico a Harold que tomara asiento.

-Depende quien lo pregunte y para qué, pero en este caso sí; a ese nombre respondo.

-¡Por la Oscuridad!, me alegro de no haberme equivocado, bastante intranquilo estaba caminando por estas calles como para ahora equivocarme de persona, uno nunca sabe con qué gente trata por estos lares, sin embargo…

-¿Siempre hablas tanto Harold el granjero? Si, se quién eres y también se el asunto por el que me buscas. Lo diré tan sencillo que un niño de 4 años lo entendería:
La mitad del dinero por adelantado, la otra mitad al acabar el trabajo, te doy mi palabra que esos trasgos no te causaran más problemas. Decídete rápido porque mi tiempo es escaso y la cerveza se calienta.

Harold intento disimular el asombro que le produjeron las palabras del encapuchado, por otra parte no era de extrañar que lo conociese pues en sitios como este todos se tienen tomada la medida y más si preguntas un par de veces por un explorador y cazarrecompensas tan atípico como la persona que tenía delante.

El semielfo Diestro Deler.

Algunas historias se contaban acerca de su origen, historias que él no se molestaba en desmentir o corroborar lo único que se sabía casi a ciencia cierta era que provenía de una pequeña comunidad de nómadas pertenecientes a una de las 7 tribus shoantis, no se sabía si fue el fruto de una relación entre un shoanti o una elfa o fue un bebe abandonado a su suerte como ocurría tantas veces, el caso es que pocos grupos habrían aceptado a un mestizo así en su seno, exceptuando a los antiguos nómadas Varisios shoanti, claro; para los cuales no hay demasiada diferencia entre un elfo o un semielfo.

Se rumoreaba que Diestro fue uno de los pocos supervivientes de un ataque por parte de varios gigantes a su tribu en las Colinas Curchainan
y que fue entrenado junto con otros miembros para rastrearlos y eliminarlos si fuese necesario.


Poco se sabe de los motivos por los cuales abandonó la vida con su clan. Quizás su odio hacia esas criaturas que le cegaba hasta extremos inconcebibles no le permitió seguir desempeñando eficazmente y sin arriesgar las vidas de sus compañeros el trabajo para el cual los shoantis lo habían instruido.

Quizás fue su carácter callado y un tanto hosco o los rumores de un par de criaturas terroríficas que poblaban Punta Arena lo cual podría darle algo de fortuna y posición. Lo que si era seguro es que en el poco tiempo que llevaba en la ciudad se había hecho un pequeño nombre explorando, reconociendo tierras en las cuales pocos se aventurarían a entrar y cazando todo tipo de criaturas; ya fuesen monstruos o personas.
Siempre con un precio acorde al trabajo claro, ¿a qué más se podría dedicar un semielfo en un mundo como este?
Casi siempre rechazados o como mínimo desplazados pocas opciones había para gente como él.
De todas formas poco le importaba a Harold con tal de que le librase de su…

-¡Ey Harold, espabila!, la cerveza se calienta, ¿recuerdas?

-Ehhh… perdón Maese Diestro, estoy de acuerdo y aquí tiene lo pactado, ¿puedo considerar entonces que “Acepta el encargo que yo le hago”?

-JAJAJAJAJA! Bien Harold, bien; veo que sabes la formula correcta.

- “Si, yo Diestro Deler acepto el encargo”, espero que sepas lo que implican estas palabras, pues no se deben decir a la ligera.

- Señor, me lo advirtieron y soy consciente de lo que estoy diciendo.

-Magnifico, dentro de dos días tus problemas estarán resueltos y al tercer día tendrás noticias mías. Y ahora vete, como te he dicho tengo asuntos importantes que reclaman mi atención y Harold…

-¿Si señor Diestro?

-Nunca vuelvas a venir por aquí solo con esa cantidad de dinero, hay gente que no es tan honrada como un servidor.

Diestro esbozo una sonrisa mientras guardaba la bolsa y sacaba la daga de debajo de la mesa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Primer pj publicado, bienvenido Deler, que la aventura nos una...

Anónimo dijo...

Y nos enriquezca como el avecrem